Cartel: Alberto Gamón

Programa:

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En tiempos de cine con efectos (súper) especiales, de redes sociales, de vídeos innumerables e inabarcables o de ese mantra del “todo ahora” puede parecer subversivo proyectar cine antiguo, mudo, en un pequeño pueblo de Aragón. Pero hay algo mucho más revolucionario todavía, y es que cada vez son más los amantes del cine que se alistan en esta hermosa causa de la proclamación de la República Independiente del Cine Mudo en Uncastillo. De hecho, son tantos y tantas que las salas de proyección hace tiempo que se quedaron pequeñas, ¡bendito problema!

Este vocabulario bélico- revolucionario no es un capricho, es más bien un guiño a la temática de las últimas jornadas —¡y ya van 17!— la revolución en el cine mudo. Una colección de películas que de alguna manera supusieron una rebelión cinematográfica o que registraron algunos de los levantamientos más importantes de la historia, como las revoluciones de Francia o Rusia.

El viernes arrancó esta nueva edición en el Salón de San Miguel con la proyección de Cuidando una serpiente, cortometraje de David Wark Griffith ambientado en la revolución francesa y que acompañó con su música José Luis Lozano a la guitarra y otros efectos. Tras él, pudimos ver el documental de la CNT Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona (1936) que aunque de factura sonora, para la ocasión se proyectó sin sonido y con el acompañamiento musical de Josetxo Fernández de Ortega al piano.

En el año del centenario de la Revolución de Octubre, que ha dado pie al tema vertebrador de las Jornadas, la presencia de ese movimiento que cambió el mundo no podía ser menor. A esas proyecciones iniciales siguió en La Lonja la inauguración de La gráfica revolucionaria. Carteles de cine mudo soviético, exposición que nos mostró algunos carteles originales del mejor cine soviético (El acorazado Potemkin, Octubre, El hombre de la cámara…) junto a una muestra del trabajo gráfico de los hermanos Vladimir y Georguii Stenberg.

 

La exposición, un proyecto original de Estación Diseño, Escuela Superior de Diseño de Granada, para el festival de cine mudo y cine clásico Granada Paradiso, constaba de una segunda parte formada por carteles de conocidas películas del cine sonoro realizados por estudiantes de Estación Diseño en una reinterpretación del constructivismo ruso. El montaje de Uncastillo a partir de los archivos y materiales cedidos amablemente por Estación Diseño fue una producción de La Lonjeta realizada con la colaboración con la Muestra de Cine de Ascaso, con quien también compartimos la producción musical de una de las proyecciones (Potemkin).

La sesión de la noche en el pabellón municipal (es una pena, pero seguimos sin contar en Uncastillo con una sala de actos en condiciones y con capacidad adecuadas) pudimos disfrutar de la hermosa película rusa Cama y sofá, de Abram Room, de sorprendente vigencia. Estuvo magistralmente acompañada el grupo Mamut Cinema en formación de trío, grupo especializado desde hace años en el acompañamiento musical en vivo de cine clásico. Esta propuesta ya se había presentado el día anterior en el Teatro Arbolé de Zaragoza, entidad cultural con la que estábamos colaborando desde el mes de mayo organizando un ciclo de proyecciones de películas mudas con música en directo sobre la temática de los cuentos, que inspiró el programa de nuestras Jornadas de Cine Mudo de 2014. Ciclo que estuvo acompañado por la exposición.

Los cuentos en la Linterna Mágica, preparada en su día para las Jornadas por Paco Boisset y Stella Ibáñez, dos colaboradores de auténtico lujo que siempre están ahí.

La segunda jornada comenzó con uno de los maestros del cine que siempre está presente en Uncastillo, Charles Chaplin, pero del que esta vez se pudo disfrutar de una manera completamente inusual: su Charlot panadero estuvo rodeado por los sonidos de rock tenebroso de la banda zaragozana Beefhead (Blanca de Haes, bajo; Guillermo Collado, guitarra y Alberto Sánchez, batería), dejando de lado los habituales pianos que han acompañado en otras ocasiones a sus brillantes comedias. Fue una apuesta rompedora (al fin y al cabo, de revoluciones iba la cosa), que encajaba con la temática de la película, una huelga en una panadería. El debut de esta banda en el acompañamiento musical de cine mudo se había producido, de la mano de las Jornadas y con esa misma obra, en una sesión celebrada días antes en Harinera Zaragoza dentro del ciclo Tardes de cine concierto, que por segundo año consecutivo organizamos en la capital augusta. Como veis, este año ha sido un no parar… La mañana del sábado, el Salón San Miguel estaba repleto para disfrutar de un hecho, el visionado de películas, que no fue social hasta que los hermanos Lumière decidieron mostrar su trabajo en público. Bajo el nombre de Salida de los obreros de la fábrica, suyas fueron las primeras imágenes que se exhibieron en una sala de cine. La grabación, tantos años y efectos especiales imposibles después, no despertó en el público la sorpresa que creó en su época, pero los asistentes disfrutaron regresando a los comienzos del séptimo arte a través de la pantalla.

¿Documento o ficción?
Mayor fue el asombro que generó La concha y el clérigo entre los espectadores. La película supuso la llegada de los sueños y las imágenes oníricas al cine y los comentarios de extrañeza que se pudieron escuchar tras la proyección constataron que este trabajo de Germain Dulac sigue pareciendo transgresor 90 años después de su estreno. La música en directo de Alexis Thépot, con siniestras notas de violonchelo y lúgubres cánticos, multiplicaron el ambiente fantasioso de la película. Estas dos proyecciones formaban parte de la participación este año del nuestro hermano francés, el Festival d’Anères, en las Jornadas. El surrealismo de Dulac dio paso al realismo ficticio de Análisis de sangre azul (2016). De hecho, la cinta imita con tanto detalle las características del cine documental y el cine mudo que el espectador no deja de preguntarse si lo que ve en pantalla sucedió de verdad o se trata de un falso documental. Para resolver las dudas y preguntas que generó esta película rodada en Super-8 y en 16 mm en el valle de Gistaín, estuvieron presentes en el coloquio la zaragozana Blanca Torres, codirectora junto con Gabriel Velázquez, que no pudo asistir, y el oscense Orencio Boix, coguionista. El trabajo dejó un buen sabor de boca entre los espectadores, impresionados también con la propuesta musical: una mezcla deslumbrante de sonidos folclóricos y electrónicos que interpretaron en directo Javier Aquilué, que firma la banda sonora del filme, y María José Hasta.

Ya por la tarde, asistimos a la proyección de unas imágenes de la revolución mexicana que la Cineteca Nacional de México ha recuperado de entre bobinas oxidadas y el olvido. Vistas de la revolución mexicana resultó ser un interesante documento fílmico que estuvo acompañado por uno de los músicos más ligados a nuestras Jornadas, Ignacio Alfayé.

Homenajes de corazón
Llegó entonces el momento de premiar a aquellos que viven por y para el cine con las Bocinas de Piedra que siempre se entregan en Uncastillo. El realizador audiovisual Emilio Casanova, a quien un accidente doméstico impidió estar presente, saludó al público a través de la pantalla en un vídeo el que se mostró tremendamente agradecido y emocionado. Antes de recibir la distinción se proyectaron algunos de sus poemas visuales Infraleves.

La codirectora de Análisis de sangre azul, Blanca Torres y el coguionista Orencio Boix, que ya habían sido premiados en la mañana por el público con la gran acogida de su película, recibieron ilusionados su segundo galardón del día. Entregaron la Bocina de Piedra Pepe Laporta y Juan Carlos Ajenjo en representación de Ramón Perdiguer, quien por primera vez desde el inicio de las Jornadas, no pudo estar con nosotros. Muy querido por todos, Ramón Perdiguer ha sido considerado siempre como el padrino de las Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo. Falleció cuatro semanas más tarde dejando un doloroso vacío y un entrañable y agradecido recuerdo.

Por último, las jornadas quisieron homenajear con una Bocina de Piedra in memoriam a Ángelines Fernández, miembro de la junta de la asociación de La Lonjeta, por su trabajo entusiasta y su gran implicación en la organización de las Jornadas de Cine Mudo. Sus hijos y su marido recogieron el galardón en un momento muy emotivo. Tras la entrega de premios llegó una de las proyecciones más esperadas del día, La edad de oro, un revolucionario laberinto fílmico a través de la mirada ensoñadora de Luis Buñuel y Salvador Dalí. Transitar esas ilusiones fue más sencillo gracias al mapa que la profesora de la Universidad de Zaragoza, Amparo Martínez Herranz, dibujó para que los espectadores no se perdieran entre tanta fantasía y surrealismo. Su presentación de la película estuvo a la altura de esta obra de arte del cine y facilitó la comprensión de una cinta que a pesar de contar 90 años de vida sigue resultando subversiva y difícil. Para esta ocasión contó con el excepcional acompañamiento al piano de Pablo F. Belló, que compuso una banda sonora completa para el filme, estrenada en el Festival d’Anères al que las Jornadas habían acudido en mayo con esta propuesta. Fue el momento de un respiro de cine para disfrutar de la amistosa cena que cada año se celebra en Uncastillo y que reúne a los amantes de las películas mudas en el pabellón polideportivo, transformado en estos días. Velada que, como el vermú de cierre del domingo, es posible gracias al gran trabajo de los miembros de la Junta de La Lonjeta y el equipo de voluntarios, junto a las apreciadas aportaciones de las empresas locales Panadería Pemán y La Conservera del Prepirineo, y la Bodega Grandes Vinos y Viñedos de Cariñena.

Rebelión a bordo

Con el café todavía en la mesa llegó “el momento” central de las jornadas: la proyección de la imprescindible El acorazado Potemkin, acompañado por la música en directo de una banda formada ex profeso en Castellón, el grupo Cromosoma3, (Constancio Domingo, teclados; Diego Barbera, batería, y Tico Porcat, batería y percusiones), que musicalizó la película, vertiginosa en sí misma, con una banda sonora trepidante. Antes de este torbellino agitador de emociones se proyectó un corto más amable, pero que igualmente hizo las delicias de los espectadores: Le Chat Doré (2016), de Nata Moreno, una cómica crítica en clave de cine mudo contra la subida del IVA cultural, protagonizada por un gran elenco de actores y actrices famosos entre los que aparece también el gran violinista Ara Malikian, compositor de la banda sonora. El fin de fiesta se celebró al ritmo del rock contundente de Beefhead y de sus altos decibelios. Canciones originales y versiones de bandas míticas bailadas y coreadas por los asistentes. Por último, se improvisó una jam session de rock en la que participaron algunos de los músicos presentes en las Jornadas. Llegó el domingo y con él las últimas proyecciones. Noticiero de 1916 abrió la jornada mostrando imágenes del levantamiento por la independencia de Dublín y el acompañamiento musical transportó al público hasta esa isla: Pilar Gonzalvo y Susana Arregui, integrantes del grupo de folk O’Carolan, construyeron un puente aéreo hasta Irlanda a base de acordes de arpa irlandesa, violín y nykleharpa. Le tomaron el relevo dos películas de temática feminista interpretadas por uno de los pianistas más veteranos de la casa, el maestro Jaime López, y otro entre los más jóvenes que han pasado por Uncastillo, el debutante Daniel Matute. Ambos pusieron banda sonora a La sufragista y El Derby, dos trabajos que ensalzan la lucha de la mujer para conquistar sus derechos. Como cada año, el punto y final de las jornadas fue el vermú de clausura y celebración en los porches de la plaza del Mercado, un escenario perfecto para hablar de la próxima edición de las jornadas y brindar porque sean muchas más.

Photocall de las XVII Jornadas de Cine mudo de Uncastillo